San Sotero, XII Papa y Mártir
Abril 22
12 -San Sotero: Campania; 166-175.
Nació en Fondi. Mártir. Elegido en 166,
murió en 175 se lo define como el papa de la Caridad. Prohibió a las mujeres
quemar incienso en las reuniones de los fieles. Confirmó que el matrimonio es un
sacramento y sin ningún valor si no ha sido bendecido por un Sacerdote.
Martirologio Romano: En Roma, san Sotero, papa, del que san Dionisio de
Corinto alaba su egregia caridad hacia los hermanos y a los extranjeros
necesitados y oprimidos por la necesidad o condenados a las minas (175).
Etimológicamente: Sotero = Aquel que nos puede salvar, es de origen griego.
Pocas cosas se conocen con certeza sobre su vida lejanísima en el
tiempo. Las fuentes que nos hablan de él son el Liber Pontificalis y la
Historia Eclesiástica de Eusebio. Sabemos que ejerció su pontificado
entre los años 166 y 175, entre los papas Aniceto y Eleuterio, y siendo
emperador Marco Aurelio. Fue una época de relativa paz y tranquilidad,
aunque no faltaron chispazos de persecución como los que quitaron la
vida al apologeta san Justino, a los mártires de Lyon, a los de Vienne,
al obispo san Potino, a los diáconos Santo y Atalo, a la esclava
Blandina, al niño Pontico y a otros más, y muy probablemente al mismo
papa Sotero. También conocemos que era originario de Fondi, en la
Campania y que su padre se llamaba Concordio.
Un dato del que tenemos constancia por el Liber Pontificalis es que
llegó a prohibir a las mujeres tocar los sagrados corporales y quemar
incienso durante las celebraciones litúrgicas. Bien pueden ser
calificadas estas dos disposiciones de anacrónicas o de simplemente de
anecdóticas en un primer golpe de vista. Pero lo que refiere el Liber
Pontificalis nos pone en la pista de algo que tuvo que encauzar como
Sumo Pontífice en el gobierno de la Iglesia y ciertamente el asunto era
importante.
Había aparecido en Frigia, ahora parte de Turquía, un sujeto llamado
Montano. Afirmaba haber tenido una visión y se aplicó a proclamarla;
vamos, que se dedicó a hacer de profeta. Predecía el fin del mundo
inminente, urgía utópicamente la necesidad de una vida perfecta,
prohibía el matrimonio y mandaba adoptar la más rigurosa y estricta
penitencia. Se afanó en predicar el rigorismo más extremo a la búsqueda
de una vida pura y sin pecados.
Advertía que los culpables de pecados
graves no podrían obtener el perdón por no disponer la Iglesia de ese
poder. Fue capaz de trasmitir esta doctrina equivocada gracias al apoyo
que le prestaron las mujeres, por lo general más dóciles y emotivas,
principalmente Maxila y Pricila en las que encontraba ayuda. A ellas les
concedió un intervencionismo desmesurado en las celebraciones cultuales
totalmente desconocido e inusual en su tiempo.
Ya se ve que tal
enseñanza y práctica -además de ser inhumana- se oponía diametralmente a
la fe de la Iglesia que siempre creyó en la misericordia infinita de
Dios, enseñó la santidad del matrimonio y administró el total perdón de
los pecados; como, además, sembraba entre los fieles desconcierto,
confusión, amargura y pesimismo, tuvo que intervenir la jerarquía contra
el disparate teórico-práctico que llegó a llamarse por su origen
montanismo. Y al papa Sotero le tocó ser el primero en afrontar esta
herejía desde todos los ángulos, defendiendo las verdades evangélicas.
Con respecto a la intervención en el culto por parte de las mujeres, se
limitó a recordar a las señoras la praxis vigente en el momento.
Sabemos también que Sotero ordenó a un buen número de diáconos,
presbíteros y once obispos para la atención pastoral de diversos
territorios.
Otra nota característica suya es la práctica exquisita de la caridad. Su
desvelo por los pobres y los necesitados, fácilmente presumible en
cualquier papa, debió ser excepcionalmente notorio. Se conserva un
fragmento de la carta que escribe Dionisio, el obispo de Corinto, a la
iglesia de Roma, alabando el hábito que se da entre esos fieles con
respecto a la comunicación de bienes y en ella se afirma que "vuestro
obispo Sotero no sólo conservó esta costumbre, sino que aún la mejoró,
suministrando abundantes limosnas, así como consolando a los infelices
hermanos con santas palabras y tratándolos como un padre trata a sus
hijos".
Se desconocen detalles de su martirio y hoy no existen datos por los que
pueda demostrarse históricamente; pero los martirologios más antiguos
incluyen su nombre entre los mártires y en el día veintidós de abril.
Pocos son los datos; pero parecen suficientes a la hora de tener
devoción a un sucesor de Pedro que supo cumplir su encargo manteniendo
el rumbo de la Barca hacia el Puerto.
=
Fuente: Archidiócisis de Madrid
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