septiembre 23, 2013

San Lino, Papa y Mártir

San Lino, Papa y Mártir
Septiembre 23
 
2 -San Lino: Tuscany; 67-76.
De Volterra, elegido en 67. Murió el 23-9-76. Enterrado cerca de san Pedro. Creó los primeros quince Obispos. Ordenó a las mujeres de entrar a la Iglesia con la cabeza cubierta. Durante su pontificado fueron martirizados los evangelistas Marco y Lucas.
Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de san Lino, papa, a quien, según testimonio de san Ireneo, los santos apóstoles le encomendaron el episcopado de la Iglesia fundada en la Urbe. Pablo apóstol lo recuerda como compañero (s. I).
 
San Lino fue el primer obispo de Roma inmediatamente después de San Pedro, a quien sucedió el año 67 de Nuestro Señor, después de que el Santo Apóstol recibiera la corona del martirio.
 
Este Santo, de quien have mención el Apóstol San Pablo en aquellas palabras de la Carta a Timoteo: "Te mandan saludos Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos" (2 Timoteo 4,21), fue italiano, natural de Volterra en la Tosacana, de familia noble y distinguida, tanto por su calidad y por sus grandes bienes de fortuna, como por los primeros cargos que sus ilustres antepasados habían dignamente ejercido en el país.
 
Su padre fue un señor de nombre Herculano, y su madre aquella misma Claudia, cuyo elogio have el Apóstol San Pablo escribiendo a Timoteo desde la prisión nueve o diez meses antes de su muerte; lo que da motivo a creer que toda aquella ilustre familia había abrazado el cristianismo durante las apostólicas excursiones que San Pedro y San Pablo habían hecho por toda Italia.
 
Desde luego reconoció San Pedro en San Lino un natural tan bello, una piedad tan pura, tan sólida y tan sobresaliente, un fondeo de capacidad y de prudencia tan grande, y un celo tan generoso y tan a prueba de todo, en un tiempo en que la tierna y recién nacida Iglesia tenía tanta necesidad de buenos y fieles ministros.

Gozó la Iglesia de bastante tranquilidad en todo el tiempo del Emperador Claudio, y los diez primeros años del Imperio de Nerón; y queriendo San Pedro aprovecharse de aquella calma, para asistir al Concilio de Jerusalén hacia el año 48 de Cristo, y para hacer muchas excursiones apostólicas en diferentes provincias, se tiene por cierto que para no dejar sin pastor a su querido rebaño ordenó obispo a San Lino, y le hizo vicario suyo en Roma, junto con San Clemente, durante el tiempo de su ausencia.
 
Reconoció San Pedro a su vuelta, que no se había equivocado en el concepto del mérito, del celo y de las grandes virtudes de San Lino, admirando su solicitud pastoral, su prudencia, su gran caridad y las demás admirables prendas que le habían hecho dueño de los corazones, y merecido la estimación de todos los fieles.
 
San Pedro envió a San Lino a las Galias para que llevase a ellas la luz de la fe. Lleno nuestro Santo del mismo espíritu que animaba a los Apóstoles, atravesó los Alpes, entró en aquellas vasta regiones en que reinaba la idolatría. Llegó a Bensanzon, ciudad célebre sobre el río Doux, capital del Franco condado, y de la cual se have mención en los comentarios de César.
 
Como a algunos centenares de pasos antes de la ciudad encontró San Lino a un oficial llamado Onosio, que era tribuno. Miró Onosio con atención a aquel extranjero; y movido de su aire, pero más que todo de su singular modestia, le preguntó de dónde era, qué religión profesaba, y a qué fin se dirigía su viaje.

Aprovechando San Lino aquella ocasión para anunciar a Jesucristo le dijo a Onosio: "Yo adoro al único y sólo Dios verdadero, Todopoderoso, y eterno Creador de todas las cosas, a quien ruego que te sea propicio. Este sólo verdadero Dios tiene un único Hijo, tan Eterno y tan Poderoso como Él; y éste su único Hijo movido de la ceguedad y miseria de los hombres, se hizo hombre por la salud de los mismos hombres: se llama Jesucristo, y quiso morir en una cruz por nuestros pecados. Es verdad que para demostrar que era también Dios resucitó por su propia virtud al tercer día después de su muerte. Ahora vive en el cielo, y vivirá eternamente en él en compañía de los que abrazaren su religión, guardaren sus mandamientos y murieren en su gracia".
 
Oyendo esto Onosio, ya fuese por ligereza o por burla, se echó a reír; pero como ya antes había oído hablar de Jesucristo crucificado, le picó la curiosidad, y deseoso de saber a fondo toda la historia, brindó a San Lino su casa. Aceptó San Lino su hospedaje, y a pocos días por su modestia, por su dulzura y por su singularísima santidad se hizo dueño de todo el corazón y de toda la estimación del Tribuno, logrando San Lino la conversión del mismo
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Reinó aproximadamente del 64 ó 67 hasta el 76 ó 79.
 
Todos los antiguos registros de los obispos romanos, que nos han sido transmitidos por San Ireneo, Julio Africano, San Hipólito, Eusebio de Cesarea, también el catálogo Liberiano del 354, colocan el nombre de Lino directamente después del Príncipe de los Apóstoles, San Pedro. Estos registros se remontan a una lista de los Obispos Romanos que existieron en el tiempo del Papa San Eleuterio (cerca del 174-189), cuando Ireneo escribió su libro “Adversus haereses”. Como opuesto a este testimonio, no podemos aceptar como más segura la afirmación de Tertuliano, que coloca indudablemente al Papa San Clemente I (De praescriptione, XXII) después del apóstol San Pedro, como fue hecho más tarde también por otros eruditos latinos (San Jerónimo, "De vir. ill.", XV). La lista romana en San Ireneo tiene mayores reclamos hacia la autoridad histórica. Este autor reclama que el Papa Lino, es el Lino mencionado por San Pablo en su segunda carta a Timoteo 4,21. El pasaje de Ireneo (Adv. haereses, III, III, 3) lee: “Después que los Santos Apóstoles (Pedro y Pablo) fundaron y pusieron la Iglesia en orden (en Roma) le dieron el ejercicio del oficio episcopal a Lino. El mismo Lino es mencionado por San Pablo en su Epístola a Timoteo. Su sucesor fue Anacleto”. Nosotros no podemos confiar si esta identificación del Papa, como el Lino mencionado en 2 Tim. 4,21 se origina en una fuente antigua y confiable, o si se originó luego debido a la similitud del nombre.

El término del pontificado de Lino, de acuerdo a las listas de Papas transmitidas a nosotros, duró sólo doce años. El Catálogo Liberiano muestra que duró doce años, cuatro meses y doce días. Las fechas dadas en este catálogo, 56 d.C. hasta el 67 d.C, son incorrectas. Quizás fue debido a estas fechas que los escritores del siglo IV opinaron que Lino había ocupado la posición de cabeza de la comunidad romana durante la vida del apóstol; por ejemplo, Rufino, en el prefacio a su traducción del seudo-Clementino "Reconocimientos". Pero esta hipótesis no tiene base histórica. No hay duda que según los relatos de Ireneo respecto a la Iglesia Romana en el siglo II, Lino fue escogido para ser cabeza de la comunidad de cristianos en Roma, después de la muerte del Apóstol. Por esta razón su pontificado data desde el año de la muerte de los Apóstoles Pedro y Pablo, que, sin embargo, no se conoce con toda seguridad.

El Liber Pontificalis afirma que el hogar de Lino estaba en Toscana, y que el nombre de su padre era Herculano; pero no podemos descubrir el origen de esta afirmación. De acuerdo a la misma obra sobre los Papas, se supone que Lino emitió un decreto "en conformidad con la ordenanza de San Pedro", que las mujeres debían tener sus cabezas cubiertas en la iglesia. Sin duda que este decreto es apócrifo, y copiado por el autor del “Liber Pontificalis”, de la Primera Epístola de San Pablo a los Corintios (11,5) y atribuida arbitrariamente al primer sucesor del Apóstol en Roma. La declaración hecha en la misma fuente, que Lino sufrió el martirio, no puede ser probada y es improbable. Pero entre Nerón y Domiciano no hay mención de ninguna persecución a la Iglesia Romana; e Ireneo (1. C., III, IV, 3) de entre los primeros obispos romanos, sólo designa al Papa San Telesforo como un mártir glorioso.

Finalmente este libro afirma que Lino, luego de su muerte, fue enterrado en el Vaticano, al lado de San Pedro. Nosotros no sabemos si el autor tuvo alguna razón decisiva para esta afirmación. Como San Pedro ciertamente fue enterrado al pie de la Colina del Vaticano, es muy posible que los primeros obispos de la Iglesia Romana fueran enterrados también allí. No había nada en la tradición litúrgica del siglo IV la Iglesia Romana que probara esto, porque fue sólo a fines del siglo II que se instituyó alguna fiesta especial para los mártires, y consecuentemente Lino no aparece en las listas del siglo IV de las fiestas de los santos romanos. Según Torrigio ("Le sacre grotte Vaticane", Viterbo, 1618, 53) cuando la presente confesión se construyó en San Pedro (1615), se encontraron unos sarcófagos, y entre ellos había uno que llevaba la palabra Lino. La explicación dada por Severano acerca de este descubrimiento ("Memorie delle sette chiese di Roma", Roma, 1630, 120) es que probablemente estos sarcófagos contuvieron los restos de los primeros obispos romanos, y que el que contenía esa inscripción era el lugar de entierro de Lino. Esta afirmación fue repetida más tarde por diferentes escritores. Pero de un manuscrito de Torrigio vemos que en el sarcófago en cuestión había otras letras además de la palabra Lino, por lo que podrían haber pertenecido a algún otro nombre (tal como Aquilino, Anulino). El lugar del descubrimiento de la tumba es una prueba de que no podría ser la tumba de Lino (De Rossi, "Inscriptiones christianae urbis Romae", II, 23-7).

La fiesta de San Lino ahora se celebra el 23 septiembre. Esta también es la fecha dada en el “Liber Pontificalis”. Una epístola sobre el martirio de los Apóstoles San Pedro y San Pablo se atribuyó a San Lino en un período posterior, y supuestamente fue mandada por él a las Iglesias Orientales. Es apócrifa y de una fecha posterior que la historia del martirio de los dos apóstoles, atribuido por algunos a Marcelo, lo que también es apócrifo ("Acta Apostolorum apocrypha", ed Lipsius y Bonnet, I, ed; Leipzig, 1891, sqq de XIV., 1 sqq.)
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Bibliografía: LIGHTFOOT, Los Padres Apostólicos; San Clemente de Rome, I (Londres, 1890), 201 sqq.; HARNACK, Geschichte der Altchristlichen Literatur, II: Die Chronologie I (Leipzig, 1897), 70; Acta SS. septiembre, VI, 539 sqq., Liber Pontificalis, ed. DUCHESNE, I, 121: cf. Introducción, LXIX; DE SMEDT, Dissertationes selectae in primam aetatem hist. eccl., I, 300 sqq
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Fuente: Kirsch, Johann Peter. "Pope St. Linus." The Catholic Encyclopedia. Vol. 9. New York: Robert Appleton Company, 1910. newadvent.org
Traducido por Alonso Teullet. lhm
Tomado de: ec.aciprensa.com

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