Enero 20
20 -San Fabián: Roma; Enero 10, 236-Enero 20, 250.
Nació en Roma. Mártir. Elegido el 10-I-236, murió el 20-I_250. Una paloma símbolo del Espíritu Santo se posó sobre su cabeza en el momento de su elección. Bajo su reinado, se verificó el éxodo de Roma a causa de las persecuciones por parte de Decio, que dió inicio con los anacoretas la vida eremita.
Martirologio Romano: San Fabián, papa y mártir, que, siendo simple laico,
fue llamado al pontificado por indicación divina y, después de dar ejemplo de fe
y virtud, sufrió el martirio
en la persecución bajo el emperador Decio. San Cipriano, al hacer el elogio de su combate, afirma que dejó el testimonio de haber regido la Iglesia de modo irreprochable e ilustre. Su cuerpo fue sepultado en este día en el cementerio de Calixto, en la vía Apia de Roma (250).
en la persecución bajo el emperador Decio. San Cipriano, al hacer el elogio de su combate, afirma que dejó el testimonio de haber regido la Iglesia de modo irreprochable e ilustre. Su cuerpo fue sepultado en este día en el cementerio de Calixto, en la vía Apia de Roma (250).
Etimología: Fabián = Aquel que pertenece a la familia de Fabio, es de
origen latino.
Sucedió en el papado a San Antero y gobernó la Iglesia unos quince años (236-250), hasta la persecución de Decio, durante la cual sufrió el martirio. Fue sepultado en el cementerio de San Calixto, donde se lee su epitafio. — Fiesta: el 20 de enero, junto con la de San Sebastián. Misa propia.
Sucedió en el papado a San Antero y gobernó la Iglesia unos quince años (236-250), hasta la persecución de Decio, durante la cual sufrió el martirio. Fue sepultado en el cementerio de San Calixto, donde se lee su epitafio. — Fiesta: el 20 de enero, junto con la de San Sebastián. Misa propia.
Sabemos muy poca cosa de este pontífice. Pero figura en el Catálogo
Liberiano y en el Liber Pontificalis, y nos hablan de él San Cipriano de África,
San Jerónimo y el historiador Eusebio de Cesarea. Este último refiere que en una
ocasión en que Fabián regresaba del campo con algunos amigos, la multitud de los
cristianos se hallaba congregada para la elección de nuevo Papa. Nadie pensaba
en él, cuando una paloma vino a posarse sobre su cabeza. Lo muchedumbre,
conmovida por el hermoso espectáculo, empezó a gritar y repetir: «¡Fabián,
pontífice!». Y él no tuvo más remedio que acceder.
El Liber Pontificalis lo hace natural de Roma, aunque alguna leyenda le
atribuye procedencia extranjera. Es también legendaria la atribución que se le
adjudica de tres cartas de la colección llamada del Seudo-Isidoro y del decreto
21 del Código de Graciano.
De su pontificado, pueden reseñarse varias cosas hermosas y notables.
Menciónanse algunos edificios mandados erigir por él encima de los cementerios
o catacumbas, aprovechando, por cierto, un período de tranquilidad que gozó la
Iglesia después de la persecución de Maximino Tracio.
Distribuyó los distritos urbanos a los siete diáconos, para que fuese mejor
atendida la beneficencia y estuviesen bien administrados los fondos de la
Iglesia. Medida que estuvo en vigor durante muchos siglos y que señala los
comienzos de las regiones eclesiásticas y de la administración religiosa.
Instituyó también siete subdiáconos, para que recogiesen y archivasen las
actas y gestas de los mártires, redactadas asimismo por siete notarios. En toda
esa organización podemos ver un esquema oficial del clero, necesario para el
ordenado ejercicio del culto y de la caridad cristiana.
Fue el suyo un tiempo de controversias teológicas, especialmente en Roma.
Uno de los efectos que las ocasionaron fue el cisma llamado de Novaciano, que
estalló en el pontificado siguiente (el de San Cornelio), pero se había incubado
durante el del Papa Fabián, gracias tal vez a la bondad y dulzura del
Pontífice.
En efecto, Novaciano, de Roma, y Novato, de Cartago, íntimos amigos,
defendieron un error de tipo puritanista, enfrentándose con el criterio del Papa
Cornelio. Sus numerosos adeptos eligieron Papa a Novaciano.
Duró el cisma poco tiempo. Consistía el error en acusar de indulgente al
Papa con respecto a los lapsos, es decir, a los caídos en apostasía u otro
pecado enorme, y en propugnar que la Iglesia no había de estar integrada más que
por personas puras (cátaros), no debiendo ni pudiendo ser readmitidos en su seno
los que pecaban después del Bautismo, pues el poder de perdonar no pertenecía
más que a Dios.
Ahora bien: la rebelión de Novaciano no obedecía a una razón doctrinal,
sino a una razón moral y síquica. Novaciano era un escritor brillante, que en
tiempo de San Fabián había dado a luz un tratado sobre la Trinidad —no de gran
valor teológico, por cierto—, con el cual quiso refutar doctrinas heréticas
gnósticas; pero, a pesar de su magnífico estilo y de su buena intención en este
caso, se caracterizaba por su índole altanera.
El Papa Fabián, prendado de su ingenio, dejó que fuese ordenado presbítero,
confiando en los buenos servicios que podía prestar a la Iglesia. No pensó que
sus defectos pudieran hacer de él un antipapa. Así fue, sin embargo. Su espíritu
soberbio y ambicioso le convirtieron en tal, cuando, en 251, en vez de su propia
elección, vio que era elevado al solio pontificio San Cornelio.
Fuera del ámbito de Roma, intervino Fabián en la deposición del obispo
africano Privato, y mantuvo correspondencia con Orígenes, el gran pensador y
exegeta de Alejandría, que quería justificar algunos puntos controvertidos de su
doctrina.
Atribúyesele asimismo el primer envío de misioneros a las Galias.
En el orden litúrgico-sacramental, fue Fabián el pontífice que mandó fuese
quemado y renovado todos los años, en Jueves Santo, el santo crisma. Además,
hizo cinco ordenaciones, todas en el mes de diciembre, en las cuales creó
veintidós presbíteros, siete diáconos y once obispos para diversas
diócesis.
La efigie de San Fabián aparece en los plafones pictóricos de la Capilla
Sixtina, y la antigua cristiandad le tributó una veneración saturada de
simpatía.
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Fuente: multimedios.org
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Fuente: multimedios.org
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