Marzo 5 (calendario anterior 4)
22 -San Lucio I: Roma; Junio 25, 253-Marzo 5, 254.
Nació en Roma. Mártir. Elegido el 25-VI-253, murió en el 254. De rigurosas costumbres prohibió la cohabitación entre hombres y mujeres que no fuesen consanguíneos, impuso a los eclesiásticos de no convivir con las diaconisas que le daban hospitalidad por sentimientos caritativos.
Martirologio Romano: En Roma, en la vía Apia, en el cementerio de Calixto,
sepultura de san Lucio, papa, sucesor de Cornelio, que sufrió el exilio por la
fe de Cristo y fue, en tiempos angustiosos, eximio confesor de la fe, actuando
con moderación y prudencia. 254.
Roma († 254) Nació en Roma. Al poco tiempo de ser elegido fue exiliado no se sabe bien dónde, pero pudo regresar a Roma gracias a la benevolencia del emperador Valeriano.
Roma († 254) Nació en Roma. Al poco tiempo de ser elegido fue exiliado no se sabe bien dónde, pero pudo regresar a Roma gracias a la benevolencia del emperador Valeriano.
En su breve pontificado luchó contra el laxismo de las costumbres al que muchos eclesiásticos se habían entregado. Se hizo cada vez más frecuente la costumbre de la cohabitación de diaconisas y clérigos, con fines de caridad y asistencia. Igual de frecuentes eran las debilidades.
Lucio prohibió esa convivencia, y extendió también a los laicos el veto a
vivir con mujeres fuera del matrimonio, de no ser éstas familiares muy próximas.
Prescribió además que el papa, en sus viajes para las sagradas funciones,
estuviese acompañado por tres diáconos y por lo menos dos sacerdotes.
Lucio
murió de muerte natural y fue enterrado en la cripta de los papas del Cementerio
de S. Calixto. Hoy yace en la iglesia romana de S. Cecilia.
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Fuente: oremosjuntos.com
Etimológicamente: Lucio = nacido con la primera luz, es de origen
latino.
Fue Pontífice de 253-254; murió en Roma el 5 de marzo de 254. Después de la
muerte del Papa San Cornelio, quien murió en el exilio en el verano del 253,
Lucio fue elegido para tomar su lugar, y fue consagrado Obispo de Roma. Nada se
sabe de la vida temprana de este Papa antes de su elevación. De acuerdo con el
libro "Liber Pontificalis", era romano de nacimiento y su [[padre] se llamaba
Porfirio. No se sabe de dónde el autor obtuvo esta información. Todavía
continuaba la persecución de la Iglesia bajo el Emperador Gallo durante la cual
Cornelio había sido desterrado. Lucio también fue enviado al exilio pronto
después de su consagración, pero en un corto tiempo, presuntamente cuando
Valeriano fue designado emperador, a él le fue permitido regresar a su
rebaño.
El Catálogo Feliciano, cuya información se encuentra en el "Liber
Pontificalis", nos informa del exilio y del milagroso retorno de Lucio: "Hic
exul fuit et postea nutu Dei incolumis ad ecclesiam reversus est." San Cipriano,
quien escribió una carta (perdida) de felicitaciones a Lucio en su elevación a
la Santa Sede y sobre su exilio, envió una segunda carta de felicitaciones para
él y sus acompañantes en el exilio, como también a toda la Iglesia Romana (ep.
LXI, ed. Hartel, II, 695 sqq.).
La carta comienza: “Querido Hermano, hace muy poco tiempo te ofrecimos
nuestras felicitaciones, cuando Dios te exaltó a gobernar Su Iglesia y te
concedió la doble gloria de confesor y obispo. De nuevo te felicitamos a ti, a
tus acompañantes y a toda la congregación; con esto, debido a la bondadosa y
poderosa protección de nuestro Dios, Él te ha guiado de regreso con alabanzas y
gloria a Sí mismo, de manera que el rebaño pueda recibir de nuevo a su pastor,
el barco a su piloto y la gente a un director que los gobierne y les muestre
abiertamente que fue el designio de Dios que permitió tu destierro, no para que
el obispo exiliado fuera privado de su Iglesia, sino más bien para que regresara
a su Iglesia con mayor autoridad”.
Cipriano continúa, refiriéndose a los tres niños hebreos en el horno
ardiente, que el regreso del exilio no aminoraba la gloria de la confesión, y
que la persecución, la cual iba dirigida sólo contra los confesores de la
Iglesia verdadera, comprobaba cuál era la Iglesia de Cristo. En conclusión, él
describe la felicidad de la Roma cristiana ante la llegada de su pastor. Cuando
Cipriano afirma que Dios por medio de la persecución buscó “hacer avergonzar y
silenciar a los herejes” y así probar dónde estaba la Iglesia, quién era su
único obispo elegido por el designio de Dios, quiénes eran sus presbíteros
sujetos al obispo en la gloria del sacerdocio, quiénes eran la verdadera gente
de Cristo, unidos a Su rebaño por un amor excepcional, quiénes eran los
oprimidos por sus enemigos, y al mismo tiempo dónde estaban aquellos que el
Diablo protege como suyos, refiriéndose obviamente a los novacianos. El Cisma de
Novaciano, a través del cual se presentó como antipapa, en oposición a Cornelio,
todavía continuaba en Roma bajo Lucio.
En referencia a la confesión y a la restauración de los “Lapsi" (caídos),
Lucio se adhirió a los principios de San Cornelio y de San Cipriano. De acuerdo
con el testimonio del último, contenido en una carta al Papa San Esteban I (ep.
LXVIII, 5, ed. Hartel, II, 748), Lucio, así como Cornelio, había expuesto su
opinión por escrito: "Illi enim pleni spiritu Domini et in glorioso martyrio
constituti dandam esse lapsis pacem censuerunt et poenitentia acta fructum
communicationis et pacis negandum non esse litteris suis signaverunt." (Para
ellos, llenos del Espíritu Santo de Dios y confirmado en glorioso martirio,
juzgaron que el perdón debe ser otorgado a los Lapsi, y dieron a entender en sus
cartas que, que cuando éstos hayan realizado la penitencia, no se les debe negar
el gozo de la comunión y de la reconciliación.) Lucio murió a principios de
marzo del año 254.
En el "Depositio episcoporum" el "Cronógrafo de 354" da la fecha de su
muerte como el 5 de marzo, el "Martyrologium Hieronymianum" como el 4 de marzo.
La primera fecha es probablemente la correcta. Quizás Lucio murió el 4 de marzo
y fue enterrado el 5 de marzo. De acuerdo al "Liber Pontificalis" este Papa fue
decapitado en tiempos de Valeriano, pero este testimonio no puede ser
comprobado.
Es verdad que Cipriano en la antedicha carta a Esteban (ep. LXVIII, 5) le
da a él, como también Cornelio, el titulo honorario de mártir: "servandus est
enim antecessorum nostrorum beatorum martyrum Cornelii et Lucii honor gloriosus"
(pues debe ser preservada la memoria gloriosa de nuestros predecesores los
santos mártires Cornelio y Lucio); pero probablemente esto fue un relato del
corto destierro de Lucio. Cornelio, quien murió en el exilio, fue honrado como
mártir por los romanos después de su muerte; pero no así Lucio. En el calendario
romano de fiestas del "Cronógrafo de 354" él es mencionado en el "Depositio
episcoporum", y no bajo el encabezado de "Depositio martyrum". Sin embargo, su
memoria fue particularmente honrada, como aclara la aparición de su nombre en el
"Martyrologium Hieronymianum". Es cierto que Eusebio sostiene (Hist. Eccl., VII,
10) que Valeriano favorecía a los cristianos al principio de su reinado. El
primer edicto de persecución del emperador apareció sólo en el año 257.
Lucio fue enterrado en un compartimiento de la bóveda papal en las
catacumbas de San Calixto. En la excavación de la bóveda, De Rossi encontró un
fragmento grande del epitafio original, el cual sólo da el nombre del Papa en
griego: LOUKIS. La losa está quebrada justo atrás de la palabra, así que con
toda probabilidad no había nada más escrito excepto el titulo EPISKOPOS
(obispo). Las reliquias del santo fueron trasladadas por el Papa San Paulo I
(757-767) a la Iglesia de San Silvestre en Capita, o por el Papa San Pascual I
(817-824) a la Basílica de San Práxedes [Marucchi, "Basiliques et eglises de
Rome", Roma, 1902, 399 (inscripción en San Silvestre), 325 (inscripción en San
Práxedes)].
El autor del "Liber Pontificalis" ha atribuido desautorizadamente a San
Lucio un decreto, de acuerdo con el cual dos sacerdotes y tres diáconos deben
acompañar siempre al obispo para ser testigos de su vida virtuosa: "Hic
praecepit, ut duo presbyteri et tres diaconi in omni loco episcopum non
desererent propter testimonium ecclesiasticum." Tal medida debió ser necesaria
bajo ciertas condiciones en un periodo posterior; pero en época de Lucio esto
era increíble.
Este supuesto decreto indujo una falsificación posterior para inventar otro
decreto apócrifo y se lo atribuyeron a Lucio. Es también fabricada la historia
en el "Liber Pontificalis" que Lucio, cuando era llevado a la muerte, dio al
archidiácono Esteban poder sobre la Iglesia.
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